Viajero sideral
No puedo recordar cuándo fue la primera vez que escuché a Bowie porque su música, tan íntimamente ligada a la figura de mi padre, estuvo siempre conmigo. Cuando los acontecimientos de la vida parecen separarte y los silencios duelen insuperables, nosotros -quizá en un ejercicio de evasión espacial- entonábamos a Major Tom, este viajero sideral que hoy vuelve a su lugar natural. Se va y conmigo quedan los mejores momentos de mi vida entonados por tu música de camaleón; de la e xaltación de primera juventud y su descubrimiento erótico, Ziggy, extraterrestre bisexual y estrella del rock, al desmadre narcótico de noches y madrugadas perdido en el libertinaje y la crapulencia, delgado Duque Blanco. En el intelecto, el verso y la melodía inteligente, de cuando fuiste a Berlín y viste la muralla de la degradación humana y nos convocaste a ser héroes, aunque fuese por un día. Y en el amor, como no, Aladdin Sane. Con la canción que empezó nuestro viaje vital te despido hoy, sabiendo que sin tu...
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